Cambia tu sueño:
Mucha gente piensa que su sueño, cuando se altera (generalmente para mal), ya no tiene remedio. Pues lo siento, pero hoy te voy a demostrar que eso no es del todo correcto. A ver si así la frase “Cambia tu sueño” te la empiezas a creer.
Y para ello, vamos a hacer dos listas: una de ellas con todo lo que afecta a nuestro sueño y no podemos cambiar, y por otra, todos los factores, hábitos y rutinas que sí podemos modificar.
¿Te animas?. Pues empezamos con el objetivo «cambia tu sueño».
Lo que no podemos cambiar:
- Edad: lamentablemente y a pesar del Bótox, no podemos enlentecer el envejecimiento. Y está comprobado que, a medida que cumplimos años, dormimos menos, con menos calidad y de manera más fragmentada. De hecho, se dice que es en la infancia tardía en el único momento de la vida en el que se duerme aceptablemente bien.
- Sexo: lo siento chicas, pero aquí os toca la peor parte. Hasta que aparece el periodo en vuestra vida, niños y niñas tienen más o menos el mismo porcentaje de trastornos del sueño, pero cuando “desarrollais” (madre mía que palabra, ¿eh?) los problemas de sueño se dispara de manera notable. Y por supuesto, durante el embarazo, o la menopausia y en los días de menstruación, los trastornos de sueño son mucho más frecuentes.
- Genética: lamentablemente, aquí la genética también juega su papel. Y es que la herencia también favorece que durmamos de una manera u otra.
Hasta aquí van tres, ¿verdad?. Pasamos ahora a lo que sí podemos cambiar.
- Ejercicio: cuanto más intenso y precoz, mejor para tu sueño. Así que ajusta tu actividad deportiva en el momento del día para conseguir un mejor sueño.
- Alimentación: una alimentación variada, rica en determinados nutrientes mejorará tu salud e influirá en tu sueño. Si además cenas poca cantidad, te será más fácil conciliar el sueño.
- Beber café: el café engaña a nuestro cerebro para mantenerse despierto. Si ajustas la cantidad y las horas, mejorarás.
- Consumo de alcohol: el alcohol ayuda a dormir…un ratito. Pero después de un momento escaso, te produce un insomnio de rebote, amén de la resaca que te deja de recuerdo. Cuidado con la cantidad y el momento en el que lo tomas.
- Líquidos: necesarios para vivir, pero también causa de que a veces por la noche te levantes una o dos veces por la noche al WC. Ajusta la cantidad y las horas a la que tomas la mayor parte de los líquidos. Quién sabe: a lo mejor descubres que puedes mejorar.
- Fármacos: una gran parte de las medicaciones que usamos en nuestro dia a dia pueden alterar tu sueño, ya sea activándote más de la cuenta, provocándote pesadillas o haciéndote levantar al baño. Y aquí también incluimos los suplementos naturales, ¿eh?. Así que revisa, y si tienes dudas, consulta a un profesional.
- Luz: si hay un árbitro que ordena el ritmo sueño-despertar es la luz. Mucha luz tempranito te ayudará a activarte por el día y, por tanto, a dormir mejor por la noche. Si, por el contrario, te expones a luz muy intensa en los momentos cercanos a la hora de irte a dormir, las pasarás canutas. Por eso no debes llevarte dispositivos electrónicos a la cama y dejar tu teléfono fuera de la habitación. Y el modo noche de los ordenadores ayuda, por cierto.
- Hiperactivación: nervios, discusiones, gritos, exceso de jornada…te deja en tal estado que no te permite dormir ni a tiros. Agenda tu actividad para mañana antes de irte a la cama, haz balance del día, tomate un tiempo de respiro para ti, y practica ejercicios de relajación o meditación.
- Temperatura de la habitación: un exceso de calor no te dejará dormir, pero cifras bajas tampoco ayudan a que puedas conciliar el sueño. Así que ajusta el termostato.
- Aislamientos de la habitación: cuanto mejor sea el aislamiento, menos fuentes de ruido y mayor probabilidad de éxito. Así que revisa ventanas, persianas, cortinas y un largo etcétera. Lo agradecerás.
- La habitación en la que duermes: en ocasiones nuestra cabeza nos traiciona y nos dice…” en esa habitación no vas a dormir”. Y lo peor es que lo logra: así que, en ocasiones, un cambio de ubicación nos ayuda.
- Tu colchón: creéme que esto influye mucho. Si tu colchón tiene más de 8 años, va siendo hora de cambiarlo. A ver cuantos dolores y malos ratos te evitas.
- Aparatos de Televisión, tablets, móviles y demás: luz, hiperactivación, ruptura de descanso…¿hace falta que diga más?.
- Hábitos de noche: si no tienes sueño, no vayas a la cama. Y si una vez dentro no logras dormir, levántate y anda…y no vuelvas hasta que te entre el sueño.
- Levanta el culo: si no duermes, la cama sobra. Así que sal una vez que te despiertes y ya no vuelvas a dormir. “Más cama no te hará descansar mejor”.
Y esto sale así, a vuelapluma. Añadele cosas como que el padre del recién nacido le de un biberón a la noche y así la madre pueda descansar, repartir las tareas del hogar para tener mejor descanso…y tendrás un cóctel maravilloso.
Como puedes ver, la lista de lo que podemos cambiar es muy superior a lo que “ es inevitable”.
Así que ahora…¿vas a hacer algo o como siempre te vas a poner excusas?.
Cambia tu sueño…y cambia tu vida.
Espero que esta entrada te haya gustado. Si quieres dejarme cualquier comentario, estaré encantado de leerte. Y si estás interesad@ en profundizar en el sueño, te recomiendo que eches un vistazo a un libro que escribí acerca del tema.Aquí te dejo el enlace.
Gracias por leer.